Soy un hombre.
He construido un templo
donde mi virilidad no tiene límites.
Cinco vírgenes me rodeande
día las desnudo al contemplarlas
de noche cubro sus cuerpos
con mi semen angustioso y renovado.
Esta necesidad
me viene de muy niño;
cuando intentaba soñar
me despertaban los gemidos
de mi madre y de su amante.
Pero soy un hombre.
Que nadie se atreva
a profanar mis reinos.
(De Memorias de Electra, 1984)
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