Despertar sobre un prado
Donde la noche arde
En la estepa amarilla
Alguien se inmola
Una desconocida cuyo nombre
Repiten a coro los caballos
El prado es circular
En la cima
El caballo que más ama a maría
Se encabrita en dos patas para cantar su amor
Ancas y cola
Forman un haz de luz en el tinglado
«detente maría», carraspea el corcel
«no te aproximes ciega hacia el abismo»
mas el peso del animal
—y su estertor supremo—
lo llevan en picada rumbo a ella
cae sobre maría
—ella tiembla—
cae sobre la suave música anhelante
maría tiembla seducida
por la clara osamenta del caballo
en los golpes equinos que recibe
su corazón esboza una sonrisa
es dulce el juego que a pasión reclama
no importa que al sentir arda la llama.
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