A las 5 p.m. la enfermedad es una buena disculpa
El tiempo transcurre en el poema, mi frente hierve
Escribir desde el cuerpo es un acto altamente político, sobre todo cuando dicho leitmotiv sirve (…) para cuestionar y hasta subvertir, con eficacia y altura poéticas, los roles sexuales y la ideología fuertemente falocéntrica de la sociedad peruana, fenómeno que justamente sirvió para justificar los más terribles abusos a la dignidad y a los cuerpos de incontables mujeres durante los años de la “guerra sucia”.
Siempre seré tu mujer.
No hay sumisión en esta entrega.
Las caderas que dúcilmente se curvan
son mías y no. El roce es lento.
La lengua sedosa
busca tu red de nervios en la oscuridad.
Cada nueva estación
acepto este juego de espejos
en el que tú y yo, es decir,
una parte de tu cuerpo entra en mi cuerpo
y viceversa.
Siempre seré la que espía.
Y se divide para mejor mirarse, hasta encontrar
la oscura fisiología de las cosas,
el animal que sigiloso repta entre mis venas
y que pulsa y se agita
sobre la tibia esfera de tu vientre
encaramado y fijo
sobre la tibia carne de mis pechos.
La que indaga y persigue: ésa soy.
La que atrapa y domina hasta la náusea.
Y luego se tiende
y repite obsesiva el gesto de la ofrenda:
las fisuras ardientes / el furor en los ojos
los fluidos y goznes que a ti me atan.
En Ónix, 2001.
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